“Tú verás que los males de los hombres son fruto de su elección; y que la fuente del bien la buscan lejos, cuando la llevan dentro de su corazón.”
Pitágoras de Samos (582 AC-497 AC), Filósofo y matemático griego
El capital humano se define como el conjunto de conocimientos o competencias que acumula un trabajador a lo largo de su vida. En un contexto de creciente demanda de trabajo cualificado, el capital humano es un elemento relevante para el desarrollo económico de Extremadura. Las competencias que forman el capital humano se adquieren mediante la educación formal y, después, durante la vida laboral, a través de la formación o el aprendizaje en el puesto de trabajo. Distinguir la contribución de ambos canales (educación formal y experiencia laboral) es importante, por varias razones. En primer lugar, en el caso de Extremadura uno de los problemas de capacitación profesional de la población es la alta proporción de trabajadores que solo disponen de educación primaria. Las consecuencias de este bajo nivel educativo sobre la evolución de la productividad futura, no obstante, pueden quedar matizadas si esta población adquiere un conjunto de competencias que parcialmente sustituya las que no se adquirieron en el sistema educativo formal, mediante la acumulación de experiencia en el mercado de trabajo. Por otra parte, el alto nivel de desempleo, que tiene una especial incidencia en la población con un menor nivel educativo, plantea la pregunta de si los conocimientos de las personas desempleadas son un obstáculo para su empleabilidad, en la medida en que no coincidan con lo que se les demanda, dados los cambios sectoriales y ocupacionales recientes.
Una orientación personal y profesional eficaz ayuda a las personas a aprovechar al máximo su potencial, a las economías a ser más eficientes y a las sociedades a ser más justas. Asimismo, es fundamental para facilitar las transiciones entre el mundo educativo y laboral en un sistema de aprendizaje a lo largo de la vida activa de la persona y para la movilidad dentro del mercado de trabajo. El establecimiento de un sistema de orientación coherente y holístico accesible a lo largo de toda la vida tiene claras implicaciones para las competencias, las cualificaciones y el desarrollo profesional continuo, buscando como objetivo último reforzar la equidad y la capacidad inclusiva de la Formación Profesional.
En este sentido, la orientación debe contribuir a descubrir los talentos de la persona y orientarle en la formación adecuada que le permita desarrollarlos con mayor probabilidad de éxito, promoviendo, además, la formación en capacidades transversales como recurso necesario a lo largo de la vida para el desarrollo de un trabajo por cuenta propia o ajena.
Para que pueda programarse una orientación de calidad debe contarse con una buena información de partida, con datos completos, fiables y actualizados. Ello implica una coordinación con las actuaciones desarrolladas en el Eje 1 que va a permitir a los profesionales de la orientación profesional conocer, además del campo profesional de cada sector, los datos de titulados, empleabilidad, empleo encajado, contratos realizados, personas demandantes de empleo y en situación de paro y otros datos estadísticos de elevado interés. Sin duda, una información y orientación profesional de calidad sobre los sectores profesionales y las ocupaciones permite descubrir oportunidades a hombres y mujeres en profesiones que probablemente hubieran desechado de su proyecto de vida.