“En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven”
Maquiavelo
RECUERDOS
Fue un 23 de abril de 1978 cuando comencé la gran aventura en esta maravillosa profesión, que no es otra que la de ser maestra. Me llegó de la forma más inesperada, siendo una sustitución nada menos que en el Pais Vasco. Cuando llegué, me presenté en la Dirección Provincial de Educación de Donosti y me llevé la gran sorpresa: la plaza era para cubrir una vacante en Deva donde tendría que impartir la enseñanza en Euskera; era evidente que no podría ocuparla y el error se subsanó permuntando con otra maestra de Elgóibar, y allí me quedé renovando mi contrato para el curso siguiente.
Ya en nuestra tierra pasé por Guadalupe, Acebo, Perales del Puerto, siempre de interina, hasta que saqué las oposiciones y me dieron definitiva en San Martín de Trevejo. Aquí estuve cuatro años maravillosos impartiendo Preescolar, y teniendo que enfrentarme ante mi primera experiencia de integración escolar, pues tuve una alumna parapléjica en silla de ruedas y con dos niveles en el aula de 4 y 5 años. Todo lo que aprendí, ayudada siempre por mis compañer@s, me serviría para otras tantas “dificultades” que más tarde encontraría en ese camino tan fantástico que es la educación.
Corría el año 92, año importante para nuestro país: Olimpiadas de Barcelona, Exposición Universal en Sevilla, y me traslado junto a mi familia a Coria, en la especialidad de E. Infantil. El colegio “ Virgen de Argeme”, el decano de los centros de enseñanza de la ciudad, puesto que su inauguración fue en el año 1954. Y es aquí donde llego al punto de inflexión en mi forma de entender y llevar a cabo la docencia diaria.
A través de los cursos del CPR me informo de que han programado un curso sobre “Enseñanza y Aprendizaje desde el Enfoque Constructivista”, y me inscribí para realizarlo. En él se me dieron muchas de las respuestas que buscaba desde que comencé mi andadura como maestra, no sólo en E. I., sino en todas las etapas por las que había pasado en mi vida profesional: era una forma distinta de enfrentarme con los procesos de la enseñanza y el aprendizaje. Y entendí que trabajar por Proyectos, implicaba dar prácticamente un giro de 360º a lo que estaba haciendo, pero el reto me gustó y me embarqué en la nueva aventura.
Así que en la puerta de mi aula, escribí con letras mayúsculas : “AQUÍ NO SE ENSEÑA, SE AYUDA A APRENDER” que ha sido el eje motivador de mi vida educativa, trabajando casi siempre en convivencia con los papás y mamás que he tenido, y que han querido participar en la mayoría de las actividades que programé para sus hij@s: excursiones, teatro, talleres de carnaval, y sobre todo aprendiendo de ell@s y viceversa, por lo que puedo decir que me siento una jubilosa jubilada.