“Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber.”
Confucio (551-479 a. C.) Pensador chino
Mi práctica como docente ha estado cargada de intensidad. Ahora, ya separada de ella, me parece más leve, con menos carga de contenido. Espero que no se me desdibuje nunca y seguir transmitiendo ese afán por explicar las cosas que muestra que estoy viva y sigo siendo yo. Ser yo es lo que, sin darme cuenta, intentaba siempre en mi relación con los alumnos, creo que a manera de ejemplo de vida.
Dejé mi casa en Madrid y me vine a Extremadura porque era adonde mi marido soñaba con regresar, a su tierra, con su gente. Encontré unos chavales sencillos y espontáneos, unas familias buenas que me acogieron de maravilla y desde el primer momento supe que me quedaría. Aunque mis hijos nacieron y se criaron aquí y mi marido es bellotero de pura cepa, el acento no se me ha pegado casi nada, y, con esto, quería llegar a la anécdota: En varias ocasiones, dentro del aula, he intentado corregir algunos errores gramaticales en escritos o parlamentos de los alumnos y la respuesta se repetía: "¿Jo, Seño, Begoña, es que tú eres mu fina! ¡Eg que eres de Madrï!
A los alumnos debo agradecer su compañía, su buen comportamiento, ilusión y energía, también la agilidad y facilidad con la que nos han ayudado en el campo digital. Han sido críticos y exigentes y por ello he necesitado esforzarme y no dejar de aprender cada día. Tener seguridad en nuestra profesión requiere de mucho trabajo pero es el mayor reto que tenemos que afrontar, y así generar tranquilidad y confianza en los adolescentes.
¡Cuántos días malos en tantos años ha habido también! Días de improvisar para salir del paso y sentirse frustrada después, días de impotencia y desesperación, de falta de ganas, de riñas y discusiones, de no ponerse de acuerdo ni entrar en razón, de desmotivación... También de estos momentos se aprende, sobre todo a olvidarlos; los niños tienen una facilidad tremenda para hacer borrón y cuenta nueva.
Si tuviera que volver a empezar lo haría de manera más pausada, sin empujar el tiempo pero con las mismas ganas de agradar. Ha sido demasiado corto.