“El primer paso para la solución de los problemas es el optimismo. Basta creer que se puede hacer algo para tener ya medio camino hecho y la victoria muy cercana.”
John Baines (1935-?) Filósofo y científico chileno
Durante mis estudios de Bachillerato me topé con la siguiente afirmación de Emmanuel Kant:
“ Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él ”
Emmanuel Kant
Esta afirmación y el ejemplo de algunos de mis profesores despertaron en mí la inclinación hacia la profesión que me ocuparía durante toda mi vida laboral: la enseñanza y, más concretamente, la enseñanza del Francés como lengua extranjera.
Se trata de una vida laboral larga y muy difícil de resumir en 500 palabras. Una vida dedicada a intentar transmitir a mis alumnos y alumnas no sólo los conocimientos relativos a mi materia, sino también a inculcarles los valores de esfuerzo, dedicación, respeto a la diversidad, curiosidad por descubrir nuevas culturas y tradiciones, colaboración y solidaridad con sus compañeros, etc. Valores, pues, que les serían imprescindibles para convertirse en hombres y mujeres capaces de vivir en democracia y de afrontar con éxito su futuro.
Desde que empecé mi tarea como docente en la E.O.I. de Cuenca y hasta mi jubilación en el I.E.S. Siberia Extremeña de Talarrubias (Badajoz), han sido muchos alumnos los que han pasado por delante de mi en las aulas y alumnos de todo tipo: desde los alumnos aplicados, respetuosos y trabajadores, hasta los díscolos, desobedientes, irrespetuosos y un poquito vagos que me obligaban a invertir muchas horas en casa intentando descubrir la forma de engancharlos al ritmo normal de la clase.
Todo ese trabajo me ha sido compensado al encontrarme después con antiguos alumnos que me saludan con cariño y me explican cómo les va la vida después de tanto tiempo transcurrido. Unos son médicos, ingenieros, informáticos, mecánicos, funcionarios… Algunos, incluso, han coincidido conmigo como compañeros de profesión y todos me han llenado de orgullo (creo que legítimo) por haber puesto mi granito de arena para contribuir a su formación para alcanzar la excelencia en sus respectivas profesiones.
Pero no todo es positivo en esta preciosa profesión nuestra. Con cada reforma educativa (y ya he conocido unas cuantas) se nos aumenta la carga horaria dedicada a la burocracia, con lo que disminuye el número de horas que podemos dedicar a nuestra verdadera labor que es la de enseñar educando y educar enseñando. Cada nueva Ley de Educación nos complica un poco más nuestra tarea y redunda en perjuicio de la formación de nuestros estudiantes, entre otras cosas, porque están diseñadas (todas las leyes) por personas que no conocen el interior de las aulas y su problemática y no tienen en cuenta la opinión de los verdaderos expertos que somos los docentes. Ese es el reto que deben plantearse las autoridades educativas si queremos tener una educación pública y de calidad.
Muchas gracias por este acto y por darme la oportunidad de exponer mi humilde opinión
Talarrubias a 21 de marzo de 2023