“Si me ofreciesen la sabiduría con la condición de guardarla para mí sin comunicarla a nadie, no la querría.”
Séneca (4 a. C. - 65) Filósofo y político romano
¡Ya me ha llegado la hora de dejar las aulas!
Viejos recuerdos pasan por mi memoria: Distintos alumnos, mis primeros pasos por la enseñanza, múltiples experiencias, anécdotas, destinos, compañeros etc.…. De toda una vida dedicada a enseñar y que tanto han aportado en mi vida personal y profesional. Ha sido todo un lujo tener este trabajo tan maravilloso y enriquecedor aunque, a veces, ingrato.
En mi dilatada carrera docente he recorrido muchos colegios. Estuve cuatro cursos en distintos pueblos de la sierra de Huelva (Jabugo, Higuera de la Sierra, Encinasola, Aracena y Cala) en los cuales aprendí de mis compañeros métodos innovadores de lectura y escritura (método globalizado y experimente en educación infantil la técnica educativa de trabajar en “rincones”. Después regrese a Extremadura pasando por Esparragosa de la Serena y Zalamea y tras un paréntesis de cuatro cursos en el C.P.R. de Castuera regrese al cole Inmaculada Concepción de Higuera de la Serena, que es lo que me llenaba, hasta mi jubilación. Por suerte he impartido diferentes cursos: infantil (durante 15 años) y primaria desde primero a sexto teniendo la satisfacción de verlos graduarse y haberles preparado para su segunda andadura educativa “El Instituto”.
Ha llovido mucho desde mis comienzos. Aquellos colegios con tantas deficiencias físicas (goteras, cristales rotos, falta de calefacción…) y materiales. Aulas abarrotadas hasta con cuarenta niños de diferentes niveles sin especialistas ni refuerzos educativos, sin ordenadores ni pizarras digitales. A pesar de todo esto la ilusión y las ganas de trabajar no mermaban en querer conseguir todos los objetivos propuestos.
Afortunadamente esto quedó en el olvido y en mis últimos cursos he disfrutado de todos los recursos humanos y materiales disponibles en el colegio, también de numerosos cursos de formación en las nuevas tecnologías y del espíritu participativo con mis compañeros participando con ellos en las distintas actividades realizadas dentro y fuera del colegio.
Me considero afortunada por haber contado no solo con la inteligencia, trabajo y atención de mis alumnos, con los compañeros que he conocido y sobre todo por el apoyo que siempre he tenido de esos padres que confiaron en mí para educar a sus hijos.
He disfrutado de mi trabajo sintiéndome orgullosa de haber elegido esta profesión, de las alegrías que he recibido de mis enseñanzas y el aprendizaje que obtenido de mis alumnos.
Y como anécdota diré que la Seño de mi nieta Amanda de cuatro años le pregunto un día que quería ser de mayor y ella le respondió “MAESTRA” como mi abuela Emi.
Hoy en día en que los valores de la sociedad están tan alterados es muy importante el apoyo a los maestros, que nos valoren, que las familias hagan una crítica constructiva.
Necesitamos familias y escuelas solidas para tener el país que soñamos.