“El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.”
Aristóteles (384 - 322 a. C.) Filósofo, científico griego
En primer lugar, agradecer la atención por haberme hecho partícipe de este homenaje.
Es todo un acierto que desde la Administración se valore la función tan relevante que esta profesión tiene en la formación de futuros miembros de la sociedad y la huella que deja en ellos.
He sido maestra de vocación.
Estudié gracias al sacrificio de mis padres y con la ayuda de la beca que obtuve al comenzar mis primeros estudios, allá por el año 1966.
Agradecer también la paciencia y apoyo de mi marido Manuel y de mis hijos, Abel, Moisés y Manuel.
Durante muchos cursos tuve que viajar diariamente y compaginar vida familiar y profesional, teniendo que estar muchas horas fuera del hogar, al no tener jornada intensiva. ¡Qué gran logro tanto para profesores cómo para alumnos y padres!
He dado clases a todos los cursos, pues 37 años de docencia dan para mucho.
Inicié mi andadura en un colegio privado en Mérida, donde estuve 6 años en ciclo inicial ( 1º y 2º ).
Posteriormente comencé en la escuela pública: un curso en 2ª etapa, primaria y educación infantil. Mi último destino (últimos 20 años) ha sido el del lugar de mi residencia, Arroyo de San Serván, en el Colegio Ntra. Señora de la Soledad.
Cada vez que cambiaba de Centro, sentía muchísima pena, porque dejaba alumnos a los que posiblemente no volvería a ver.
Una vez en mi pueblo, era distinto, porque siempre que finalizaba un curso, les decía “Nos seguiremos viendo”. Era una alegría encontrarme con ellos y ver cómo han ido evolucionando y hacia donde han llegado. Sigo siendo para ellos la “Señorita Paquí” y/o la “Maestra Paqui”.
En estos años se han producido muchos cambios en el Sistema Educativo… Pero lo esencial nunca cambiará. Lo más importante son los alumnos, a los que nos entregamos en cuerpo y alma y consideramos “nuestros niños”.
No sólo les he transmitido conocimientos, también valores. Les inculqué el respeto a todo y todos, la amistad, el compañerismo. Me llena de alegría ver cómo algunos siguen manteniendo la amistad que comenzó cuando eran muy pequeños.
De mis años de experiencia y trabajo tengo multitud de recuerdos y vivencias. Aunque no siempre fue fácil, siempre me quedaré lo mejor. Esta profesión ha sido mi vida. Siempre me quedará la añoranza.
Ahora que he comenzado otra etapa, intentaré disfrutar al máximo de toda mi familia, dedicándoles el mayor tiempo posible del que dispongo.
Deseo que todos los que hemos conseguido llegar a este momento, aprovechemos el tiempo, pues la vida pasa muy rápida.
A los compañeros que continúan ejerciendo esta gran profesión y a los jóvenes que la inician, decirles que aprovechen los muchos medios de los que disponen, sin olvidar, recursos y métodos que durante tantos años han sido eficaces. También que se entreguen con dedicación y cariño a sus alumnos que serán los hombres y mujeres del mañana.
¡Qué nunca pierdan la ilusión frente a las dificultades!, pues cómo dijo Madre Teresa de Calcuta:
“A veces sentimos qué lo qué hacemos es tan sólo una gota en el mar. Pero el mar sería menos si le faltase esa gota”.