“La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás”
Tales de Mileto
Soy extremeño. De la Siberia Extremeña. De Siruela.
Un recorrido detallado por mis 35 años de dedicación a la enseñanza, sería tedioso.
Me inicié en 1979, como profesor y Director de un centro de FP en la Siberia. Mis primeros sueldos me los pagó, el entonces Patronato de Formación Profesional (30.000Ptas,180€). Y tras un periplo de 11 destinos diferentes, por Extremadura y Andalucía, en Institutos y Centros de Profesores, por fin en 1992 llegué al Centro de Formación Profesional de Castelar en Badajoz. Tras un paréntesis de 1 curso, en la Inspección de Educación, volví a mi Instituto para jubilarme en él; no del todo, pues llevo dos cursos como profesor colaborador, emérito
Casi toda una vida, 35 años de docente, en los que he sido feliz, dedicado a impartir conocimientos y a colaborar en la formación de generaciones de alumnos que por mis clases han pasado y que han sido para mí, el más importante pilar que he tenido en mi vida profesional.
Los alumnos han sido una bocanada de aire fresco en mi vida. Me han mantenido al día con su lenguaje, sus dejes, sus muletillas, sus modas, sus formas de pensar y de ver la vida.
Me marcho de la enseñanza con la satisfacción del deber cumplido, he procurado ser un profesor que los ha escuchado, cercano, respetuoso, exigente y honrado con los alumnos, y me han pagado con la misma moneda.
Me hacen sentir orgullo cuando muchos de ellos, ya hombres y mujeres, con sus profesiones y carreras terminadas, me paran y saludan por la calle, y me presentan a sus hijos ya mayorcitos (mis nietos del Castelar) como su profesor de historia.
He intentado ser imparcial y objetivo, a la hora de explicar mi asignatura, historia, que no siempre ha sido fácil,
Han pasado por mis clases varias generaciones de alumnos a los que me gustaría haber aportado ese granito de arena en su formación, para que hoy sean buenos y honrados profesionales.
Desde las diferentes perspectivas que he podido vivir la enseñanza: como alumno, como profesor, como director, como asesor y como inspector, tengo que decir que me he encontrado magníficos Maestros (compañeros), entregados a su profesión en cuerpo y alma, maltratados, a veces, por los políticos con sus infinitos cambios de leyes de Educación o agobiándonos con una ingente burocracia administrativa que resta tiempo para dedicarse a lo realmente importante: la formación ,en su más amplio sentido.
Y ahora, a disfrutar de esta nueva etapa de la vida...