“Ese precioso y necesario don del sentido común, que es el menos común de los sentidos.”
Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) Escritor español
Multiplícate
Hace tiempo, en Paquet’enteres, la revista del cole, comparé nuestra profesión con un “tiovivo en continuo giro al que se incorporan de cuando en cuando nuevas personitas, que aunque parezcan todas iguales tú sabes que son muy distintas, hay quien prefiere el caballito, quienes se pelean por el coche de bomberos, quien pide ayuda para subir al avión o quien se encarama a la moto sin miedo ninguno…
Y allí estás tú, procurando que todos los pasajeros estén acomodados donde más les guste, que ninguno se caiga ni sufra contratiempos, que disfruten del viaje, que estén instalados cuando la máquina se ponga en marcha para que no se pierdan ni un instante del recorrido, que no quieran bajarse antes de tiempo, que no acaben mareados cuando suene la sirena, que les queden ganas de buscar otro tiovivo mayor.
Pero tú, además, sabes que has de tener en cuenta muchas otras cosas, antes y después de cada grupo debes tener todo revisado, dispuesto… y, especialmente, tienes que ser tú quien esté a punto. Y cuando la música anuncia que comienza el viaje no te descuides ni te despistes. Multiplícate, ve de uno a otro, da una mano por aquí sin dejar de mirar hacia allí...
El viaje continúa. Alrededor hay un montón de gente. Unos hace mucho que no se suben a ningún tiovivo, otros quizás nunca se subieron, pero no dejan de hablarte: “ten cuidado”, “¿te acuerdas que tienes que hacer...?” “¿has entregado ya...?” “mira allí”, “corre allá”...
Y surgen problemas, no muy graves, pero te hacen perder tiempo... y desde abajo siguen hablándote, muchos a la vez, diciendo cosas distintas que escuchas, sí, a las que procuras responder, pero... tienes que seguir multiplicándote, porque esa es tu misión. Porque para eso trabajas en un tiovivo.
A veces hay un apagón, pero conoces tan bien tu tiovivo que lo recorres sin dificultad a oscuras y cuando vuelve la luz todo está en orden, porque tú has seguido multiplicándote.
Cuando la sirena anuncia que se acaba el viaje y los que bajan con prisas tropiezan con otros que ya vienen subiendo, tú no te bajas, porque para ti no se ha acabado.
Y compruebas que todo esté bien y te dispones a dar a este nuevo pasaje lo mismo que a los anteriores. Y lo conseguirás: multiplicándote.
Ahora que yo ya me he bajado del tiovivo, sigo viendo grupos que llegan, cada vez más diversos, con ojillos curiosos y risas nerviosas. Veo también la gente que rodea el tiovivo y que continúa advirtiendo, solicitando, interviniendo, apremiando, aconsejando…
Pero, sobre todo, te veo a ti, que te encargas del tiovivo, que atiendes y cuidas a quienes están arriba y a la vez escuchas y respondes a quienes os rodean, que te has adaptado al enésimo cambio de motor y has aprendido a resolver averías, que emprendes cada viaje con la experiencia adquirida en todos los anteriores y con la ilusión del primero y que, como siempre, sigues multiplicándote.
Ana Isabel Rosas García