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“El hombre que mueve montañas empieza apartando piedrecitas”

Confucio

InicioTestimonios de una vidaAño 2015José Luis Timón Terrón

José Luis Timón Terrón

         Experiencias, anécdotas, recuerdos, reflexiones de toda una vida dedicada a la docencia, o sea, a la educación e instrucción de la “semilla” que forma y formará la razón de Ser de mi pueblo, de mi provincia de mi región Extremadura, y por extensión de España mi país; porque  todos los años los dediqué a esta bendita tierra nuestra, y resumirlo en 500 palabras; se me antoja algo complicadillo. Lo voy a intentar, Sr. Consejera:

         Decía “Louis Ewely” en su libro “Educar educándose” nada más y nada menos que: “La educación, es transfusión de vida” Vida espiritual lógicamente, de la material y corporal, se ocupan los médicos.

          De entre todos mis años de docente, 25 en E.I. Del que guardo mejor recuerdo y comprendí y mis alumnos me hicieron comprender,  lo hermoso de esta profesión nuestra, fue el Curso Escolar 1992 – 93.

          Estaba como definitivo en la localidad de “Tiétar del Caudillo” creo que en la actualidad la han resumido en “Tiétar”

          Llevaba definitivo de Infantil, desde 1985. En este curso me readcribí a tercer  de primaria. Lo pasé fatal. Se juntó todo: Mi inexperiencia en primaria, pero sobre todo, la falta de trabajo, de responsabilidad, lo mal que se llevaban entre ellos… Tiétar era una localidad de difícil desempeños; en abril nos llegaban muchos temporeros. Me hacía un lio entre los castigados por faltarse al respeto, los que no habían leído el libro correspondiente, los de las tablas, los que se entretenían en demasía…los.. y los.. y los.

          Meses después, me recordó mi mujer que, un buen día, delante de un folio, me pregunté: “Qué puedo hacer para cambiar todo esto” Sabe Vd. donde encontré la respuesta, pues en el preámbulo de la LOGSE, Ley Orgánica casi recién estrenada. En ella encontré la “Piedra filosofal” cimiento de mi experiencia por una “Escuela Convivencial y Participativa” que años después, liberado en el CEP  de Navalmoral, como asesor, tuve el placer  de disfrutar contándoselas a muchos compañeros de los colegios del Campo Arañuelo. Mis ponencias se iban a las tres horas.

          El entonces ministro de educación D. “Gustavo Suarez Pertierra” me decía, en su preámbulo, que lo primero era: “El respeto” y la “Responsabilidad” y luego vendría todo lo demás.

         Genial, paré la instrucción,   dada la mala cimentación de mi aula en este sentido, y me dediqué sin culpabilidad, sin prisas y ni a destiempo, a “Educar en Valores” Culpabilidad de no instrurir…? pero si tenía el respaldo de todo un ministro y su Ley. Esto ocurrió en enero del curso siguiente, cuando mis alumnos estaban en cuarto.

En junio,  estudiaban las asignaturas en grupo y las notas salían, lógicamente, del resultado grupal. Se integraron los niños con problemas de todo tipo, no volvió haber castigado, etc., etc…etc. Bueno, el castigado era yo que me aburría en clase.

          El folio en blanco, por arte de la LOGSE, se trasformó en una carpeta, gorda pero gorda, gorda, de folios y cerca de 100 transparencias o “acetatos” de aquel entonces y una cinta de VHS, donde toda la comunidad escolar, dejaba su testimonio.

          Cayeron premios importantes, entre ellos destacar un primero provincial y tercero autonómico en el “X concurso de la ONCE” de carácter nacional.

          El trabajo terminaba con la siguiente moraleja: “Si a tus alumnos quieres enseñar, por educar debes comenzar”

         Anécdotas… me viene a la memoria, el sábado siguiente a la finalización   del curso. Como premio, me los llevé a una finca algo alejada de la localidad. Me cogí agujetas, para una semana, tras montar las cuatro tiendas para pasar la noche. El problema fue que a estas edades lo viven todo con mucha autenticidad y realismo, sobretodos  las niñas, hasta el punto que no se atrevieron a hacer ningún juego nocturno de los programados. Todas se quedaron, con mi mujer, en la tienda correspondiente y no hubo forma de sacarlas por el “zurre” que tenían. Con los hombres, un tanto mucho, arengados por mi “ardor guerrero” aunque no muy lejos de mí, conseguí desarrollar algunos.

          Estando destinado años después en el C.P. “Almanzor” de Navalmoral de la Mata. En mi aula de infantil me tope con un niño muy “morenete” superactivo y vivo como un ratoncillo. Con mucha personalidad, yo diría, que casi inusual para cuatro añitos. Hace poco me enteré que se trataba de “Oliver Torres” un crack a sus 22 años en el At. de Madrid y en la Selección Sub- 23.

          También guardo con un cariño especial la  carta firmada (sin tampón) del Sr. Ministro. Que cuando le hice partícipe de la “movida” me dio gracias por: mi colaboración, trabajo, comprensión y comprehensión, si, si, con h intercalada.

En las fotos le envío los componentes del grupo: “Los pindongos” que consiguieron el premio mencionado anteriormente.  Otra de una excursión a Mérida y entre las visitas estaba nuestro parlamento. Y la otra, una escena de la Asamblea en la que mi cabeza tapa la cara de Oliver.

          La dejo Srª Consejera, agradecidísimo por su atención. No sé si me habré pasado de las 500 palabras. Pero entiéndame, los de preescolar nos enrollamos…y además en esto de contar no pasamos del 10. Borre Vd. las que crea oportuno y que pasen del “estresante cupo” Pero no me lo tire todo, vale! sólo lo sobrante. Palabrita del Niño Jesús?

          Reciba Vd. un cordial  y afectuoso saludo. Mejor, los de Infantil las gastamos así: un abrazo muy, muy, pero que muy “grande y fuerte”

          José Luís.

 

 

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