“Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.”
Lao-tsé (siglo VI a. C.) Filósofo chino
Pensando que ha supuesto mi trayectoria profesional en mi vida, tengo que reconocer sinceramente que ha sido enormemente enriquecedora y muy gratificante. La profesión de docente en secundaria, que ha impartido la materia de Física y Química; me ha supuesto conocer a chicos y chicas que se formaron desde la adolescencia hasta la entrada en la Universidad o en la Formación Profesional previa al mundo del trabajo.
La materia que impartí tiene dificultades para muchos estudiantes. Por mi forma de entender la docencia, siempre tuve en cuenta ésas, a la hora de evaluar los resultados académicos de mis alumnos. Intenté conocer la persona con la que interactuaba como docente, el grado de conocimiento personal y académico que tuve de ellos es diferente por lógica, ya que no es lo mismo un curso escolar que varios cursos seguidos, incluso las actividades no estrictamente docentes como excursiones o viajes fin de curso, sirven para conocer mejor a la persona que tenemos en la mesa o pupitre de clase.
También ejercí tareas administrativas como secretario, que me hicieron conocer indirectamente a los alumnos en facetas no docentes, pero también importantes, como pueden ser becas, ayudas de transporte o de estudio, etc.
Los docentes nos llevamos muchas cosas en la cabeza y a nuestra casa, cuando dejamos la clase o el centro de trabajo; además de los exámenes que hay que corregir. Lo hacemos con la mejor voluntad y con la idea de ayudar a nuestros alumnos, nuestra profesión no es mover papeles, por importantes que sean. Nos relacionamos con personas y eso nos hace enriquecernos en lo personal.
De todos mis años de docente me quedan sus recuerdos como es lógico, pero además unos lazos de amistad y de especial consideración con los alumnos; cuando con el tiempo nos los encontramos en la calle o en un trabajo al que acudimos y ellos nos reconocen con cariño a pesar de que a lo mejor nosotros al tener tantas personas en nuestra vida de docentes, se nos hayan quedado casi en el olvido, ellos con ese recuerdo nos devuelven ese cariño con el que los tratamos, pero con mayor intensidad si cabe.
Agustín Francisco Borrachero Zoido
Profesor de secundaria de Física y Química.
Badajoz.