“Si te parece que sabes mucho y entiendes mucho, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras.”
Thomas De Kempis (1380-1471) Fraile alemán
Cuando llegué a Extremadura hace casi 32 años, traje en mi equipaje la mejor formación que había recibido hasta entonces: haber dado clases de alemán a alumnas y alumnos de más de 70 países. Eso fue en Berlín, donde viví durante cuatro años, dos de ellos con muro y dos sin muro. En ese tiempo aprendí a decir en clase türkçe konuşmak yasak (prohibido hablar en turco) y zakazany mówić po polsku (prohibido hablar en polaco). Luego me hicieron poco caso, igual que aquellas alumnas y aquellos alumnos a quienes decía prohibido hablar en español. Unos años después, cuando daba clases en la EOI de Plasencia, una alumna acudió al despacho del director para poner la siguiente queja: El profesor de alemán habla alemán en clase. Creo que la respuesta del director era así o similar: ¿Qué quieres, que hable en chino?
Mi tarea en los siguientes años consistía en animar a mis alumnas y mis alumnos a hablar alemán en clase, y en la mayoría de los casos lo he conseguido. Incluso hubo muchos/as que llegaron al mismo altísimo nivel de alemán que tenía aquel señor que en el año 1983, en la universidad de Marburgo, dio una conferencia sobre Ortega y Gasset, con motivo del centenario de su nacimiento (Ortega había estudiado en Marburgo). Este señor se llamaba Don Enrique Tierno Galván.
Es sabido que no se puede aprender un idioma sin cometer errores. A veces se producen errores incluso graciosos como el de aquella alumna que, para decir helicóptero en alemán (que sería Hubschrauber, aunque también usamos Helikopter), dijo Hochschraubenzieher (destornillador alto). Tiene su lógica. Otro ejemplo es lo que yo, en mi fase de aprendizaje del español, dije a unos amigos españoles cuando me encontraba molesto porque tenía una inflamación en la uretra. Dije: Tengo un incendio en el útero. Nos reímos mucho. Por cierto, es importante nunca reírse de sus alumnos pero mucho con ellos.
Creo poder afirmar que, en los tres lugares de trabajo que he tenido en Extremadura – la Universidad, la EOI de Plasencia y, la mayor parte de los años la EOI de Mérida – nos hemos reído mucho, y si no fue reír, por lo menos fue pasárnoslo bien.
Así que, en primer lugar doy las gracias a mis alumnas y mis alumnos que han pasado por mis aulas en todos estos años. Os echaré de menos. También doy las gracias a mis compañeras y compañeros. Y, como no, al personal en el Tercer Milenio y en la Delegación Provincial de Badajoz por la ayuda recibida durante mi no siempre fácil mandato como director de la EOI de Mérida.
La foto data de los primeros días del confinamiento. Jugando con las varias traducciones de la palabra sicher, dice esto: Por supuesto trabajo en casa, porque sólo en casa trabajo seguro.