“Si me ofreciesen la sabiduría con la condición de guardarla para mí sin comunicarla a nadie, no la querría.”
Séneca (4 a. C. - 65) Filósofo y político romano
Desde mis comienzos en la enseñanza, allá por el curso 1978/79, hasta el curso 2015/16 que ha finalizado mi recorrido en la vida laboral, diré que se han sucedido muchas modificaciones educativas.
Se han aprobado y puesto en funcionamiento muchas leyes: LOGSE, LOE, LOMCE, LOCE….comencé programando con objetivos Generales y Objetivos Específicos y he terminado con las Competencias Básicas y los estándares de aprendizaje, ¡¡Ahh!!, sin olvidar las famosas “Cajas Rojas”, que tanta preocupación nos dieron a los maestros de la época.
Pues decir que por muchos cambios, por muchas leyes, por muchas modificaciones…, hay algo que no ha cambiado: la materia prima con la que trabajamos –LOS NIÑOS- . Hay que construir en ellos un buen andamiaje con cariño y amor, para que los conocimientos, los valores y la educación calen y lleguen a conseguir su pleno desarrollo.
Esto es y será siempre así. Porque se puede tratar de enseñar sin que nadie aprenda, pero no se puede aprender sin que alguien nos enseñe; y ahí estamos nosotros los MAESTROS.
Cada vez estoy más convencida de haber tenido la suerte de tener una de las profesiones más enriquecedoras y gratificantes que existen; yo he crecido humanamente ejerciéndola.
De niña no soñaba con ser maestra, con la vocación dicen que se nace, yo pienso que también se hace y aflora al entrar en contacto con el ambiente escolar, porque no me imagino siendo otra cosa.
Dice Paulo Coelho en su libro “El Alquimista”, que se aprende más de las ovejas que de los libros. Y estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación.
He aprendido de vosotros, mis compañeros, de lo que me han dado los alumnos y también claro está, de la formación que recibí en la Escuela Universitaria de Magisterio.
Me consideraré maestra toda la vida, es como se dice en el Bautismo, es una huella indeleble, que no se borra nunca.
A los maestr@s jóvenes, decirles que su meta sea, ser y hacer felices educando, porque como ya sabemos, educar a una persona no es hacerle aprender lo que no sabía, sino hacer de ella alguien que no existía.
He recibido en esta profesión “mucha miel y poca hiel”.
Agradezco:
- A mis padres que me animaron a que estudiara esta carrera.
- A todos los compañeros con los que he trabajado, de todos y cada uno he aprendido (todos me han enseñado, por algo son maestr@s).
- A los padres que me han confiado a sus hijos, el tesoro más preciado que poseen.
- Y a todos mis alumn@s por haberme hecho amar esta profesión y haberme enriquecido como persona.
Acabo estas reflexiones con unos versos:
Hortelanos de huertas infantiles.
Escritores de páginas en blanco.
Escultores de mentes en baldío.
Sanadores de espíritus inquietos.
Esto es, ser MAESTRO
Apagafuegos en patios bulliciosos.
Asesores de almas doloridas.
Diseñadores de grupos armoniosos.
Jardineros en tierras de desierto.
Esto es, ser MAESTRO
Mª del Pilar Clemente García