“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.”
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) Misionera
Atrás quedaron más de 35 años de servicio y la edad que me posibilita para ello.
Tras haber obtenido mi título de MAESTRA en la ya desaparecida Escuela de Magisterio de Cáceres, etapa en la que coincidí con varias de las que más tarde serían mis compañeras de colegio o localidad, inicié mi carrera profesional en El Puerto de Santa María, localidad de la que tengo una añoranza muy especial al coincidir con el nacimiento de mi primera hija, Flor.
Pero, la tierra y la familia tiran mucho, por lo que en 1977 nos vinimos a Navalmoral y, tras pasar por diferentes centros de la localidad (El Pozón, las Escuelas Concha, Escuela Hogar y Campo Arañuelo) y del entorno (Jarandilla y Fresnedoso de Ibor), de los que guardo también un grato recuerdo, me incorporo de forma definitiva al Pozón en septiembre de 1985. Colegio en el que permanecí hasta que me trasladé al edificio adscrito a él en la barriada de Navarrosa, en unión de un grupo de compañeros, hasta que en el curso 1989/90 se independiza de su anterior tutor con el nombre de “Almanzor”. De ellos, algunos se fueron para siempre, otros se mudaron a otros centros por motivos profesionales, mientras que yo opté por continuar aquí hasta el día que menciono, habiendo cumplido con él las Bodas de Plata.
Al margen de mi trabajo de aula desde muy pronto –primero en el antiguo colegio del Pozón y más tarde en el Almanzor– primero ejercí las labores de secretaría. Hasta que, en septiembre de 2002, inicio mi etapa como directora, que continuará hasta que las campanadas de la Nochevieja que señalaba el final del 2014 e inicio del 2015 marcaban también la llegada de mi jubilación. Tarea que me habría sido difícil de llevar a cabo si no hubiera contado con el apoyo de todos mis compañeros en esos años y, muy especial, de los que conmigo han compartido el equipo directivo. Es evidente que, en esa fase, habré cometido errores propios de labor tan complicada; pero intuyo que mis compañeros habrán sabido perdonar, porque nunca fue mi intención hacerlo; y, si lo hice, fue por la responsabilidad inherente a mi función.
Para finalizar, quiero AGRADECER a toda la Comunidad educativa de mi querido colegio Almanzor:
A todos mis compañeros que han pasado por el colegio, por la tarea compartida en todos estos años. A todos los recuerdo con mucho cariño y siempre los tendré en mi pensamiento. Por su gran compañerismo, comprensión y colaboración en el día a día demostrando su gran profesionalidad.
A los padres y madres que eligieron este Centro para educar y formar a sus hijos. Al personal laboral que ha colaborado con nosotros, además de los miembros de la administración con los que hemos estado en contacto en ese tiempo.
Pero, sobre todo a los alumnos que en todos estos años pasaron por el colegio, pues sin ellos no podríamos haber desempañado nuestra labor tan hermosa y gratificante.