“Todo lo que una persona puede imaginar, otros pueden hacerlo realidad.”
Julio Verne (1828-1905) Escritor francés
Hola, un saludo a toda la comunidad educativa que nos encontramos en este acto, que nos hace recordar nuestros mejores años como docentes.
Me acuerdo perfectamente del primer día que me incorporé a este mundo fascinante de la enseñanza. Como químico, siempre me ha gustado la experimentación, practicar en el laboratorio, pero el destino quiso que el mismo día que me llamaron para ser profesor rechazara otro trabajo mejor renumerado, sin embargo no me arrepiento, estaba destinado a ser profesor de por vida.
Para mí la enseñanza lo ha sido todo y lo sigue siendo, nunca me cansaré de transmitir lo que mi cerebro lleva dentro.
Ser profesor, aunque tengas muchos conocimientos pedagógicos y master en enseñanza, sólo se aprende cuando te quedas solo ante los alumnos en el aula, es cuando a lo largo de los años te das cuenta de los errores que cometes y que vas subsanado a lo largo de los distintos cursos. Cada curso es distinto, los alumnos son diferentes, aunque impartas las mismas materias.
La vocación se adquiere cuando dejas el ego en el pasillo y entras en el aula dispuesto a transmitir, enseñar, ser ejemplo para tus alumnos.
Los alumnos notan enseguida si el profesor disfruta enseñando, si domina la asignatura. Los alumnos no deben temer a la asignatura, aunque a unos les cueste más que a otros.
Lo más gratificante para mí, es cuando por la calle paseando y los alumnos me saludan, me cuentan sus preocupaciones, lo que quieren estudiar, o cuando me hacen preguntas de cuestiones de la universidad.
Me considero una persona afortunada, pues la salud me ha respetado, y aunque parezca mentira he disfrutado mucho dando clases, y sobre todo cuando realizamos prácticas de laboratorio de química por las tardes con los alumnos.
Siempre me gustó ayudar a los alumnos que tenían problemas, es cuando mejor me he sentido, cuando he logrado que alumnos que les costaba superar la asignatura, al final de curso y con esfuerzo, salían adelante.
En los años de pandemia he aprendido tanto de informática que hasta me gusta. Me vienen a la memoria las clases, desde el domicilio, a través del ordenador, como nos las ingeniábamos para que los alumnos pudieran seguir las explicaciones, plantear los ejercicios, estuvieran atentos, que no perdiesen el hilo, en fin una experiencia única.
Ahora hay gente que me pregunta si no tengo nostalgia, y les digo que no, pues nunca se deja de ser profesor, pero cada etapa de la vida tiene su recorrido y ahora me toca aprender a aprender a ser mayor.
Ser maestro/profesor o sanitario son las profesiones más importantes para la sociedad, no tienen precio, pero debes entregarte a los demás sin esperar nada a cambio, así he tratado de hacerlo y por eso he disfrutado con mi profesión.
Gracias a todos por hacerme ser quién soy.
Santiago Ferrera Escudero.
Profesor de Física y Química, IES “Santa Eulalia” de Mérida