“La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia.”
Ovidio (43 AC-17) Poeta latino
Escribir unas líneas para reflejar mi dilatada carrera profesional, evocar esa escuela de mis comienzos fiel reflejo de lo que era la sociedad y vislumbrar un cambio, es esfuerzo de la memoria y los sentimientos. Éramos maestr@s con muchas inquietudes, mentes abiertas, ganas de transformar, queríamos una escuela moderna, libre, de miras amplias. En la Escuela Normal, ese edificio donde estudiábamos la carrera, se veían cambios pero también inmovilismo, y lo que nunca nos mostraron, esa Extremadura rural a la que inevitablemente abocaríamos.
Yo, que siempre había vivido en Cáceres, al incorporarme a nuestros pueblos, a nuestras escuelas, a esas carreteras difíciles (no había autovías), la odisea del alojamiento y, cuando llegabas a la Escuela, tu Escuela, te embargaba el temor por la responsabilidad, las dudas, falta de medios o espacios como un patio de recreo… Esos sinsabores los ibas supliendo con la ilusión, la juventud y la mirada de alumn@s expectantes por conocerte, que llegarían a serte incondicionales pues eras un referente importante en sus vidas.-
Y con esos inicios, qué rápido fue cambiando la escuela, modernizándose como la sociedad, las carreteras…llegaron nuevas Leyes, que posteriormente en todos estos años hemos conocido demasiadas, Grupos de Trabajos, Jornadas, Formación del Profesorado…y la escuela iba madurando con nosotros.
Esa ilusión, esas ganas de motivar a mis alumnos, pensar qué le ocurría a cada uno de ellos, qué metodología sería la adecuada, no estancarme, evolucionar y aprender con ellos…eso ha sido durante toda mi faceta profesional mi gran objetivo , así como un gran motor en la vida, porque ésta es un carrusel y cuando estás en la bajada, estar con los niñ@s era el bálsamo a mis heridas, todo era vida.
Recorrí muchos pueblos hasta mi plaza definitiva, esto me sirvió para conocer la Extremadura desconocida, rural, afable y acogedora, entonces se desbordaba con la figura del maestr@, esas Semanas de Extremadura, que nunca debieron perderse pues eran conocimiento , hermanamiento con los pueblos cercanos, identidad y arraigo.
Por cuestiones personales me trasladé a Guipúzcoa, 5 años, he de decir que siempre fui respetada y valorada. Llegó la vuelta al terruño, y a “s” aspiradas. Destino Aliseda, allí pasé unos años personales y profesionales estupendos hasta llegar a Cáceres, “Donoso Cortés”, casi 20 años y final de mi etapa profesional. Nunca sentí el peso de los años, ni la falta de ilusión, ni falló mi compromiso con los alumnos, años felices con algún amargor personal. Pero todo cambió ese marzo de 2020, cuando nos llegó el tsunami del Covid, en los que todos los profesionales de la enseñanza supimos estar a la altura de esas terribles circunstancias, donde nos actualizamos en tiempo record en plataformas digitales para acompañar a nuestros alumn@s. Esta es la gran esencia de ser maestr@
Despedirme dando las gracias a tantos alumn@s que me hicieron crecer, ilusionarme… a todos esos compañer@s que estuvieron a mi lado y ahora, amigos; a esas familias que nunca dudaron de mí, a esos pueblos extremeños que me albergaron, pero principalmente a mis padres y marido (también maestro), por todos ellos, me he decidido a escribir estas líneas para rendirles un pequeño homenaje.
A la Administración, que apoye siempre al Maestr@ como figura esencial de la sociedad, para una escuela dinámica, activa, abierta, respetuosa…en la que puedan crecer felices nuestro niñ@s actuales y futuros.