“Si te parece que sabes mucho y entiendes mucho, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras.”
Thomas De Kempis (1380-1471) Fraile alemán
Toda una vida dedicada a la enseñanza
Con apenas 22 años y una sencilla maleta llena de ilusiones, emprendí con todo mi entusiasmo un camino que duraría casi cuatro décadas de mi vida, dedicada totalmente a la bonita tarea de formar y educar a todos esos alumnos que se han cruzado en mi camino.
Me ha entusiasmado siempre mi trabajo, nunca veía barreras, todas eran superables. Confiaba siempre en mis alumnos y en sus posibilidades; difícilmente me rendía y procuraba transmitirles mi confianza en ellos.
Ejercí mi profesión con una mezcla de exigencia, amor y vehemencia. Yo sabía que, si se construye con amor y verdad, lo que se construye durará para siempre.
Y una cosa he tenido siempre muy clara, que amar a los alumnos con toda el alma es más eficaz para construir personas que todos los avances, planes y modas de la enseñanza. No quiero minimizar los avances en educación, pero impregnados de cercanía, empatía y cariño por parte del maestro se magnifican sus resultados.
He compartido con mis compañeros ese caminar juntos en el propósito común que nos unía, la mejora de la calidad de la educación de nuestros alumnos, nuestros encuentros y a veces desencuentros en ese caminar diario. Pero siempre con respeto, tolerancia y una meta compartida: lo mejor para nuestros alumnos.
Ahora, en la tranquilidad de mis días fuera de la escuela, añoro a todos esos alumnos que han compartido conmigo nuestras largas jornadas de docencia; aprendía de ellos cada día. En mis recuerdos quedan el cariño y respeto que me han mostrado, y el esfuerzo que hacían por superarse. Todos esos padres que confiaban en mí, su colaboración y su caminar al unísono de la escuela. Para muchos era su confidente y amiga en la educación de nuestros hijos y alumnos.
Solo deseo que mi labor en la enseñanza haya sido del agrado de todos. Yo me siento orgullosa de haber formado parte de esta gran familia educativa. Me he sentido querida y respetada, he crecido profesional y personalmente en el desempeño de mi trabajo.
Tengo la sensación de haber ejercido la profesión más bonita que existe y, si volviera a ser joven, elegiría otra vez ser MAESTRA.
Todo lo vivido y compartido durante tantos años en esta sencilla y a la vez complicada profesión, permanecerá siempre entre mis imborrables recuerdos.
Manuela del Pilar Puerto Mera