“Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos.”
Hermann Hesse (1877-1962) Escritor de origen alemán
En muchas ocasiones, al hablar de mi profesión con amigos, conocidos, con mis alumnas de prácticas...aparece el hecho de la necesidad de vocación para el magisterio (inclinación o interés para dedicarse a una determinada forma de vida o un determinado trabajo).
Pero mi primer interés fue otro, quise ir a estudiar francés a Madrid. Lo propuse en casa y mi familia no estaba dispuesta a que me marchará, habiendo la posibilidad de hacer carrera en Cáceres: Magisterio. Así hice, y a los 21 años comencé a ejercer y a encontrar mi vocación, era el curso 80-81 y mi destino Piornal. Ya la fecha puede dar idea del momento de la historia de España que me tocó vivir allí, nada menos que el golpe de Estado. Recuerdo estar toda la noche pegada a la radio muy pendiente de las noticias.
Luego unos años en diferentes destinos, donde no importaba la especialidad que tuvieras ya que había que impartir lo que la plaza provisional requiriera. Hasta que después de solicitar algún que otro curso de preescolar y pedagogía terapéutica... sin suerte en conseguirlos, decidí matricularme de nuevo en la Escuela de Magisterio y en dos cursos y alguna que otra convalidación de asignaturas (por cierto una convalidación llegó después de examinarme y tener la nota...) conseguí la especialidad que he estado ejerciendo 28 años y que considero una de las parcelas de la enseñanza más gratificante aunque también más laboriosa. Estos años han sido toda una fabulosa aventura con una especial carga de responsabilidad por la edad de mis pequeños alumnos, de los que he sido, además de su maestra, su referente familiar (mamá, papá, abuela...de todas esas forman me han nombrado)..A ellos les he dado mucho cariño y ellos me lo han devuelto multiplicado.
Guardo muy gratos recuerdos tanto de mis años en Primaria como en Infantil y especialmente de estos, por la imaginación y fantasía con que los pequeños ven el mundo que les rodea (tengo anotadas muchas anécdotas). También por el asombro, la atención, la alegria y el interés que ponen cuando se les presentan los conocimientos de forma atractiva y divertida. Su respuesta es fabulosa y gratificante para los que les enseñamos. Con ellos he descubierto el extraordinario mundo de la literatura infantil y juntos hemos disfrutado de muchisimos libros; hasta el punto de convertirse esto en uno de mis ejes principales: siempre tener buenos libros que poder enseñarles....libros que he ido adquiriendo y que guardo en mi biblioteca como verdaderos tesoros.
Quiero dar gracias a todos mis alumnos con los que he compartido gran parte de mi vida en la escuela, por convertir mi labor educativa en una pasión y ampliar siempre mis horizontes.