Mi nombre es Inmaculada Recio y he sido profesora de inglés durante 33 años.
Si me remonto a mi infancia, siempre recuerdo con agrado los años que pasé en el colegio y, aún hoy en día, ese recuerdo sigue muy vivo a través de un grupo de whatsapp de antiguas compañeras. Siempre me gustó todo lo relacionado con la escuela: los libros nuevos a principios de curso, los cuadernos, los lápices... y siempre encontré en mis profesores modelos a seguir en mi vida futura.Cuando llegué a la adolescencia, mis aficiones favoritas eran la lectura y la escritura y ya despuntaba una personalidad muy comunicativa, sociable y con bastantes dotes de liderazgo. Cuando llegué a la universidad tenía muy claro que quería orientar mi vida profesional al mundo de la enseñanza.
Es difícil resumir en pocas palabras lo que la docencia ha significado para mi y , también es cierto, que ese concepto ha ido evolucionando a lo largo de los años.
Cuando empecé a trabajar mi mayor preocupación era estar muy preparada para poder transmitir los máximos conocimientos a mis alumnos. El tiempo y la experiencia me hicieron reflexionar y mis prioridades a la hora de enseñar fueron cambiando. Los conocimientos eran muy importantes pero no lo eran todo. Descubrí que saber escuchar a los alumnos, conocer sus distintas aptitudes y favorecer la confianza en sí mismos eran también aspectos a tener muy en cuenta.
Observé, así mismo, que crear un clima relajado en clase y dialogar mucho con los alumnos incrementaba su interés y su motivación por la asignatura.
Y, finalmente, aprendí que los alumnos no esperaban de mi que fuera un mero transmisor de conocimientos sino más bien una guía que les inculcara la pasión por aprender .
Y en eso radica para mí la importancia de ser docente: el poder ayudar a los alumnos para que descubran sus propias capacidades y el motivarles para que sientan la curiosidad por aprender. Es entonces cuando el aprendizaje se convierte en una experiencia dinámica y atractiva, que hace que la enseñanza sea, a su vez, una experiencia satisfactoria y muy gratificante.
Me he retirado feliz al pensar que, a lo largo de mi carrera profesional, me he esforzado en intentar conseguir ese tipo de enseñanza / aprendizaje en el que creo.
Pero ese proceso no ha sido individual, sino colectivo y desde aquí quiero agradecer a todos esos docentes que me han acompañado a lo largo de mi carrera , en especial a mis compañeros del IES Universidad Laboral, donde he sido profesora los últimos 25 años.
Y por último quiero tener un recuerdo muy especial para todos los alumnos que han pasado por mis aulas, de los que también he aprendido mucho, con los que he vivido experiencias inolvidables y en los que espero haber dejado una pequeña huella.