“Entre dos explicaciones, elige la más clara; entre dos formas, la más elemental; entre dos expresiones, la más breve.”
Eugeni d'Ors (1881-1954) Escritor español
Creo firmemente que la de docente es la profesión más bella del mundo. ¿En qué otra te enriqueces y te viertes más, enseñas y aprendes más?
Mi primer destino como maestro fue 1980 en Terrassa (Barcelona), a donde me enviaron cuando aprobé las oposiciones. Me dijeron que por un trimestre para hacer una sustitución de mi especialidad de Lengua, Literatura y Francés, pero me asignaron un aula de Preescolar y el trimestre se convirtió en trienio. Por concurso de traslados obtuve plaza en Villaverde del Río (Sevilla) donde permanecí seis cursos y me especialicé en Educación Física. Por fin volví a Extremadura, al Colegio Montero de Espinosa de Almendralejo donde permanecí 15 años para pasar con los alumnos de la ESO al IES Carolina Coronado donde me jubilé como maestro de E.F. en la sección bilingüe de inglés en 2018.
Más de treinta y ocho años de docencia, un privilegio del que cuesta desprenderse. Y del que no me hubiera privado si no fuera por las crecientes exigencias burocráticas, que no educativas, y el futuro incierto.
Siempre me impliqué de lleno en educar, más que enseñar, a los miles de alumnos que tuve el honor de acompañar en sus años más bonitos. He podido ocupar todos los puestos docentes que hay en un centro educativo, desde tutor en los más variados niveles hasta todos los posibles cargos directivos. Me enriquecí en cada curso de perfeccionamiento que realicé en los CPRs, aprendí mucho en los que impartí como ponente, desarrollé mis inquietudes ecologistas implicándome en la educación ambiental y disfruté como ellos jugando con mis alumnos y alumnas en las clases de Educación Física.
La docencia se extendió a la fotografía, enseñando esta actividad en diversos cursos, talleres y ponencias. Y pude compaginar mi labor de maestro con la pasión de la fotografía de naturaleza, a la que sigo dedicando muchas horas para mostrar la riqueza natural que nos sostiene y contribuir a su protección. Los reconocimientos en premios y menciones de honor suman ya más de cuarenta, las publicaciones en revistas y libros de tirada nacional e internacional animan mucho pero el verdadero premio siempre ha sido, y es, mi vivencia en la naturaleza.
Debo agradecer a todos los compañeros-amigos con quien compartí tantos años, a las madres y padres que me mostraron siempre respeto, a los alumnos y alumnas que me alegraron la vida con su imparable vitalidad y, ahora, a quienes tienen a bien ofrecernos homenaje. A todos, gracias.