“Hay grandes hombres que hacen a todos los demás sentirse pequeños. Pero la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes.”
Charles Dickens (1812-1870) Escritor británico
Aún recuerdo mi primer día de clase como si fuese ayer...
Destino Talavan, una clase de treinta niños, de lo que entonces se llamaba Preescolar.
Cuando me tuve que enfrentar a ello yo sola, pensé: Y ahora que hago?
Nada de lo que había estudiado me preparó para saber que hacer con un niño que lloraba, otro que llamaba a su mamá y uno que se estuvo escapando de la clase un tiempo porque no quería ir al cole. No sé quién tenía más miedo, si ellos o yo.
Poco a poco me fui haciendo con la clase y era un disfrute diario.
Despues de dos curdos pedí una excedencia para el cuidado de mis hijos.
Entonces no había permisos de maternidad y tener una persona en casa te costaba más de lo que ganabas.
Asi que tuve claro cuáles eran mis prioridades en aquel momento.Nunca me arrepentí de esa decisión, aunque echaba de menos mi vocación.
Pasados unos años reingresé y comencé de nuevo a trabajar con más ganas que nunca y disfrutando del momento, de los alumnos, compañeros y padres.
He sido muy feliz en mi trabajo y a la vez que enseñaba, he aprendido muchas cosas de mis alumnos.
He reído con ellos, llorado, discutido y también los he castigado y reñido, pero siempre desde el corazón y haciéndoles ver que toda acción tiene sus consecuencias. A veces, he sido su paño de lágrimas cuando las cosas no iban bien; otras han sido ellos los que me han ayudado en momentos difíciles de mi vida.
Pero lo más importante y lo que he querido transmitirles siempre , es que ante todo, cada uno de ellos, eran PERSONAS ÚNICAS E IRREPETIBLES.
Que podrían conseguir aquello que se propusieran con esfuerzo, constancia y coraje y que siempre, siempre, persiguieran sus sueños por muy difícil que se pusiera el camino.
Mi mayor recompensa a todos estos años es saber que ellos encontraron su camino.
La mayoría han terminado sus carreras, tienen una profesión, son padres de familia y cuando te los encuentras por la calle y te saludan , te reconforta ese abrazo, ese beso y sabes que algo de ti quedó en ellos.
Es el mayor regalo que puedes recibir y te pueden hacer.
Despues de recorrer muchos destinos, llegué al CP Donoso Cortes de Cáceres, donde he terminado mi vida profesional entre grandes profesionales y amigos.
Quiero tener un recuerdo para todos y cada uno de los compañeros que en algún momento hicieron el camino conmigo .Para terminar como dijo la Madre Teresa de Calcuta:
Enseñaras a volar...
pero no volarán tu vuelo, Enseñarás a soñar...
pero no soñaran tu sueño,
Enseñaras a vivir...
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo...
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurara siempre la huella, del camino enseñado.