“Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo.”
Paulo Coelho (1947) Escritor brasileño
InicioTestimonios de una vidaAño 2017Inmaculada López Calvelo
Inmaculada López Calvelo
Despedida a un compañero-amigo en su jubilación.
Y un día llegamos, unos antes y otros después. Y fuimos acomodándonos en esta nuestra segunda casa. Y fuimos colocando nuestros enseres para estar a gusto aquí. Y fuimos conociendo a los que estaban entonces. Y fuimos despidiendo a los que se iban, unos más cerca y otros... muy lejos. Y nos quedamos unos pocos. Y vinieron muchos nuevos: los nuevos. Y nosotros les fuimos enseñando la marcha del Instituto. Y veníamos siempre con ilusión, aunque dijéramos, a veces, que teníamos ganas de jubilarnos. Y transcurrieron muchos días. Y ocurrieron muchas cosas. Y presenciamos muchas vivencias. Y nos contamos muchas de ellas, no todas, sobre todo las que podían herirnos. Y nos enfadamos algunas veces. Y pensamos que ya no íbamos a ser amigos. Pero como ocurre con los mejores hermanos, las peleas a veces aumentan los lazos entre ellos. Y volvemos a mirarnos a la cara, a sonreírnos, a abrazarnos y a contar con el otro. Porque lo necesitamos para vivir, para hecerle partícipe de nuestra vida, de nuestros éxitos, de nuestros fracasos, de nuestras alegrías y de nuestras penas. Y sabemos cosas de su familia: de sus padres, de su pareja y de sus hijos. Y conocemos cuándo están bien o cuándo están enfermos, cuándo nacen o cuándo envejecen. Y sabemos cuándo los hijos van al colegio, al instituto o a la universidad, o cuándo nos sorprenden con su ingratitud o con su comprensión.
Y así vamos compartiendo un montón de años juntos. Y llega el momento de dejar el sitio a los nuevos. Y de dejar de vernos cada día. Y de irnos, aunque siempre nos quedaremos. Y de pensar que no todo ha sido malo. Que muchos de los momentos peores y mejores de nuestra vida, los hemos pasado con nuestra segunda familia, en ese salón que es la sala de profesores, donde se ha fraguado una profunda amistad y un gran cariño.
Hasta siempre, amigo. Muchos besos. Inmaculada.
