“Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá esa sea la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen.”
Henry Ford (1863–1947) Empresario EEUU
El año 1979, tras finalizar mis estudios de Ciencias Químicas y el Servicio Militar, contraje matrimonio yéndome a vivir a Montánchez con mi esposa, población en la que ella trabajaba. En el inicio del curso escolar 1979/80, se necesitaba un profesor de Física y Química en el, entonces, Centro Municipal Habilitado de Bachillerato de la citada localidad. Fui contratado comenzando, de esta forma, mi carrera profesional como profesor. En 1980, concurrí a las oposiciones de carácter nacional para el Cuerpo de Formación Profesional, especialidad de Física y Química, obtuve plaza y fui destinado, a petición propia, a la Sección de Formación Profesional de Montánchez, enseñanzas que se impartían en el mismo edificio que las de Bachillerato.
A partir del curso 1982/83, fui nombrado Profesor Delegado de dicha Sección, cargo que desempeñé hasta 1989. En este mismo año, obtuve en el concurso de traslados mi nuevo destino: el centro educativo que hoy conocemos como IES “Universidad Laboral”, incorporándome en el curso 1990/91 al mismo y en el que he permanecido hasta la jubilación. No obstante, entre 1996 y 2000, desempeñé las funciones de Asesor Técnico Docente de la Unidad de Programas Educativos de la Delegación Provincial de Educación de Cáceres. En este periodo, escribí, en colaboración con una compañera de la propia unidad, tres libros sobre el desarrollo de la Formación Profesional Específica, gracias a una subvención de la Dirección General de Formación Profesional del Ministerio de Educación, cuyos ejemplares fueron distribuidos entre las Delegaciones Provinciales del territorio MEC. En el inicio del curso 2000/01, volví a mi destino y, a partir del curso 2001/02 y hasta julio de 2016, desempeñé las funciones de Secretario del centro. El 31 de diciembre de 2017 pasé a la nueva y definitiva situación de jubilado.
Mis mayores satisfacciones en el desempeño de mi función como docente las sitúo en el campo de los encuentros con los antiguos alumnos, quienes me paran por la calle expresándome todo su cariño, contándome su vida actual o profesional, o recordándome hechos e historias del aula que, en su mayoría tengo olvidadas. Así mismo, deseo destacar aquellos que me agradecen que consiguiera convencerlos de la necesidad de estudiar y que dicho cambio les arregló su vida futura o aquellos otros que cuando los encuentro me cuentan lo bien que les va la vida como “buenos profesionales” u ocupando cargos de responsabilidad profesional, social o política.