“Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo.”
Paulo Coelho (1947) Escritor brasileño
TIEMPOS, MEMORIA, REFLEXIONES.
Las dos fotos, que ilustran este escrito, marcan los límites de una larga trayectoria de cuarenta y tres años de mi vida laboral, dedicada a la enseñanza en Extremadura.
La primera, el inicio, corresponde a la apertura del curso universitario 74/75 en la que los dirigentes de aquella Comisión Gestora universitaria me hacen entrega de la medalla por la obtención del Premio Nacional de Magisterio, lo que me iba a posibilitar el comienzo de ese periplo, en los siempre recordados centros de la "Aneja" (Colegio de Prácticas) y C.Piloto "Guadiana", de la ciudad de Badajoz.
La segunda, va a significar ya, mi despedida de la profesión en el IES "Pedro de Valdivia" en Villanueva de la Serena.
Y en medio de esa carrera, se incluyen seguramente, algunas de las etapas más ilusionantes de la educación en España. Tiempos repletos de inquietudes y expectativas, y un clima propicio para trabajar por la mejora de la enseñanza. Surgieron los apoyos al profesorado y a las aulas desde los ICEs de la Universidad, los Centros de Profesores con numerosas propuestas de formación, las dotaciones de recursos y la apertura de los centros al ámbito familiar y social para una tarea educativa más completa y adecuada a los tiempos.
Y durante todo ese periodo he desempeñado tareas de jefatura de estudios, de dirección, de planificación de proyectos para la Educación Compensatoria...y sobre todo, de maestro y profesor con dedicación a la tutoría. Ayudar al alumno a superar dificultades que inevitablemente se le plantean, a desarrollar aspectos de su personalidad muchas veces no descubiertos. Ese ha sido para mí el alma de nuestra profesión, sacar lo mejor de nuestros alumnos, superando dificultades y limitaciones. Encontrarte con antiguos alumnos y sus familias, que te agradecen todo lo que has podido ayudarles y lo que eso les ha supuesto en sus vidas, es la mayor satisfacción que he podido tener.
A mí la enseñanza me dio mucho. Es dura a veces e incomprendida otras; pero acompañar al alumno en tantos aspectos del conocimiento y de la vida, es lo más reconfortante.
Con el tiempo reflexionas sobre tu práctica, analizas lo que has hecho y valoras lo conseguido. Y vas constatando que los métodos y los recursos son medios muy necesarios para una formación adecuada de los niños y jóvenes en una sociedad que cambia. Pero siempre quedarán firmes y bien anclados en la actuación del docente, cualidades atemporales como saber ponerte en el lugar del otro, la necesaria paciencia y el saber motivar, para exigir después; quedarán el respeto y la dedicación, y si es posible, un cierto sentido del humor que con frecuencia distiende y a menudo hace más agradable, nuestras relaciones.
Como docentes, damos herramientas para poder seguir aprendiendo, pero aspiramos a formar buenas personas para una sociedad que lo necesita y nos lo reclama.